¿Habéis pensado en la respuesta? La verdad es que hay muchas
variantes que al fin y al cabo llegan a la misma conclusión.
Si antes de empezar a redactar mi cogito a la realización de
la respuesta, apuesto por hacer un par de referencias, supongo que no
os enfadaréis. Trata de dos personas realmente inteligentes,
realmente interesantes y realmente reales. No voy a decir su nombre
por respeto, pero la verdad solo tenía pensado mencionar a una.
La primera a la que quiero hacer aparecer entre estas lineas es una
persona que me ha enseñado a buscar el equilibrio entre mis dos
pasiones: El arte y redacción con la ciencia y tecnología.
Saco a esta persona aquí no por el mero echo de enseñarme que dos
caminos, que a la vista parecen distintos, pueden ir cogidos de la
mano; sino por enseñarme en su momento, a mi y a todos los que
estaban a su alrededor muchísimas cosas, pero hoy solo comentaré
una: Una argumentación sobre la verdad, que se debe considerar como
cosas verdaderas y que no. Realmente te paras a pensar y la verdad es
la sustancia no física que contiene más variantes, más capacidad
de discutir, de subjetividad, de discernir. La verdad, como esas
pequeñas cosas que nosotros valoramos solo en circunstancias de
vacío, es esencial en los aspectos en la que la valoramos.
Por otro lado, la otra persona es del mismo ámbito y estuvimos
hablando ayer. La conversación va más encaminada a los aspectos
esenciales de los que hablaba el martes, esas cosas insignificantes
que no le damos importancia. De la misma manera que os formule con
anterioridad la cuestión sobre si somos capaces de valorar esas
pequeñas cosas, el me pregunto si, una vez todo este mal camino haya
pasado, seremos capaces de aprender de nuestros errores para no
tropezar con la misma piedra más adelante. Hoy no voy a contestar a
esta pregunta, pero si que voy a hacer referencia a lo que la derivó.
Cuantas cosas se han perdido y aún así, seguimos adelante con
nuestras vidas, pero ¿que pasará cuando no haya más que perder? La
respuesta inmediata y sencilla es que seremos libres. Pero también
da que pensar en las pequeñas cosas que perdemos que no dábamos
importancia.
Después de daros un tostón de conversaciones ajenas, aunque
relacionadas con el tema; os voy a dar un resumen de lo que será mi
respuesta a la pregunta que os formulé. Sinceramente creo que, el
ser humano no está preparado para vivir con la simple esencia de su
existencia, una vez consigue valorarla y seguir su camino para
adquirir otras esencias y otro saco lleno de información absurda que
no recordaremos en nuestros malos días, solo avanzaremos con la
espalda cargada de ese saco, suponiendo que las esencias propias
siguen tu camino rastreando tus huellas. Somos la especie más
cualificada para tropezar mil veces con la misma piedra y aún así,
una vez la volvamos a encontrar a nuestro paso, abalanzarnos sobre
ella. Podemos perder todo a nuestro paso hasta esperar sentado a que
las cosas insignificantes vuelvan a nuestro camino, para volver a
intentar coger aire para el impulso del siguiente paso y volver a
despreciar el ímpetu de éstas para avanzar.
Así somos los humanos, seres que como bien dice Carl Sagan en su
documental de Cosmos, corresponde a los segundos del último
minuto del 31 de diciembre en el calendario del universo,
considerando los primeros segundos del 1 de enero como el inicio del
Big Bang, a la vida humana des de sus inicios en la evolución de los
simios. Pero nos corroe la ignorancia de pensar que somos los amos
del universo.
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