II
Odio el ruido de conversaciones múltiples
y el olor que desprenden los labios al escupir
veneno con aroma de ignorancia.
Las promesas se tiñen del color de la mentira
cuando los precoces instantes de tiempo
se reflejan en las palabras de la gente,
tan absurdas e insignificantes.
Sin destino aparente de respuestas sin resolver,
te afirman hipótesis alimentando así
la incompetencia y la estupidez humana.
La vida sigue, pero las acciones y las palabras,
las decisiones y las elecciones prevalecen
en la memoria de los que denegaban
de una victoria permanente.
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