VI
Oscilamos tan levemente por la vida,
que nuestras energías se disipan con el día a día.
Vamos de aquí para allá sin darnos cuenta,
de que son indiferentes nuestros actos.
El proceso de existencia no es importante;
¿Qué peso tiene que sea o no reversible
si todos tenemos el mismo estado final en el camino?
El trabajo, la política, los accidentes, la rutina;
todo influye en estos senderos de traición,
aglomerados en los segundos agónicos que a veces hay que pasar,
aleaciones que se producen con el segundero de un reloj
cuando nos damos cuenta que nosotros no matamos el tiempo,
sino éste a nosotros.
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