La despedida es el umbral del cielo y la esencia del infierno

dimecres, 27 de febrer del 2013

¿Qué título le ponemos?

Avui us deixo una reflexió sobre els títols de les coses, encarada finalment amb els títols de les cançons, fins divendres!


¿Qué título le ponemos?


Muchos de vosotros os preguntareis alguna vez que le pones de nombre a un texto, a un poema, a un libro, a un trabajo, a una teoría, a un álbum... y la verdad siempre cuesta un poquitín encontrar el título adecuado.

Un ejemplo muy tonto sería el de ¿Que título le ponemos a esta entrada de blog? La verdad es que por aquí va un poco la ironía del texto, pues ni siquiera quería hablar de esto. Así que muchos os preguntareis y porqué se enrolla tanto si todavía no nos habla de lo que nos quiere hablar. Bueno, muchos no, más bien pocos pues no es que me entran 1000 personas al día!

Pero en fin, me complace escribir. Y como me complace escribir también, como sabréis el tema principal de este blog es presentar poema que tengo escritos. Y como poemas también cuesta poner sus títulos. Pero yo quería irme más aún, quería llegar a la parte “artísticomusical”, si es que tengo algún don de esto. Con estas palabras fusionadas que no sé ni si existen, lo que quiero decir es escribir canciones.

En la música parece que no, pero los que están fuera encuentran muy importante el nombre de una canción, les transmite mucho antes un título atractivo y sin venir a cuentas que no uno de normal. Incluso muchas personas, yo incluido, muchas veces buscamos una canción que el título te describa una situación parecida a la que estas viviendo en ese momento. Pero poner nombres a las canciones supone un problema y, normalmente, tiende a ser complicado.

Un día hablando con un compadre de música y de rock, un cabezón literal y metafóricamente, con mucho cariño claro está; me comento: “Estoy hasta los huevos de comerme la puta cabeza para poner título a las canciones, con lo fácil que sería poner track o pista 1, 2, 3, … y a tomar por culo.” Y la verdad tiene razón. Excepto algunos trabajos que una canción va relacionada con la otra y parece que estés narrando una historia, es un poco tonto ponerle el nombre a las canciones. Lo que normalmente hacemos los músicos letristas, es poner un título general de la canción y de la letra, algo que nos transmitió la vida en el momento de escribirla o que describa la situación en general. De las últimas letras que he escrito, le puse esencias, por el simple hecho de narrar la nostalgia o el recuerdo de las olores más íntimas de una persona.

Con esto quería acabar, describir la situación de una persona, gente que desaparece, mujeres maltratadas, niños y niñas abandonados, amores platónicos, amores temporales o de una noche, amores en general que son la cruz de los viejos roqueros...

Todo, absolutamente todo en la mayoría de canciones habla de una persona, así que lo más fácil sería poner el nombre de esa persona. Pero aunque casi hoy en día no se nos valore la música y el trabajo, somos poetas del siglo XXI y los títulos no dejan de ser importantes como para dejar la metáfora solo para la canción.

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