Amante
del silencio
Capas
de humo nublan mi habitación,
colillas
y papeles esparcidos por la almohada,
botellas
vacías rotas en un rincón,
y
mi peso tumbado en la cama.
Mi
vista se ciega si no estás alrededor,
mi
mente no carbura, se muere mi interior,
martini
y vodka no fue una equivocación,
fueron
componentes principales de la fórmula antidolor.
Mirando
el reflejo de mi alma yo descubrí,
porqué
entre muchas respuestas la tuya escondí,
si
ni siquiera siento miedo a la hora de morir,
si
ni siquiera siento pánico a la hora de sufrir.
Con
los cristales del suelo un día me corté,
ni
siquiera sentí aquello por lo que un día lloré,
el
rojo teñía las noches de mi vida,
des
de que la luna acoge mis lamentos.
Las
hojas secas de otoño cubrían mis entrañas,
el
aire del invierno me ataba como una tela de araña,
El
olor a húmedo de lodo se notaba,
en
lo que no era más que olor a tierra mojada.
Mi
pulso se niega a seguir si no estás aquí,
mis
piernas no caminan si no estás junto a mí,
la
cerveza y el vino no fue una equivocación,
pero
las pastillas eran el único antídoto y solución.
Escuchando
el eco de mi alma comprendí,
que
el susurro de tus besos ya no están aquí,
si
ni siquiera el tiempo entiende lo que sucedió,
si
ni siquiera el tiempo sabe lo que cada segundo me mató el corazón.
Con
los cristales del suelo un día me corté,
ni
siquiera sentí aquello por lo que un día lloré,
el
rojo teñía las noches de mi vida,
desde
que la luna acoge mis lamentos.
Y
me llamaba amante del silencio...
Con
los cristales del suelo un día me corté,
ni
siquiera sentí aquello por lo que un día lloré,
el
rojo teñía las noches de mi vida,
des
de que la luna acoge mis lamentos.
Y
me llamaba amante del silencio...
y
me llamaba preso de mis pensamientos, de tus sentimientos.
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