Dunas de un infierno gris
Llegaba marzo y prometiste dejarte llevar,
la primavera asomaba, pedías a gritos el mar.
Juraste pedirle a la luna salir a bailar,
en esas noches tan senzillas, desnudando a la soledad.
Pero todo estalló, el aire me aterroriza,
cuando el miedo se apoderó,
de los silencios.
Las paredes me atrincheran, de batallas aún por ganar,
La llúvia no cesa allá fuera, no pudimos bailar.
Entre nubes te marchaste, solo puedo esperar
a que amaine esta niebla y deje de vislumbrar.
Pero nada ocurrió, las calles siguen vacías,
no son más que dunas,
de un infierno gris.
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