Deshabitados equipajes
Las malas lenguas comentan
que a menudo todo se asemeja a un espejismo.
Someterse al punzante abismo
que en mis reveladoras ojeras asoman.
Contar ovejas no es una opción,
el rincón perdido de mi cúpula se agrieta
desprendiéndose en retales añejos
que fragmentan al golpear con los pies en el suelo.
Y con desvelo me adentro en el lúgubre paisaje
de espino y en terrenos pantanosos
voy acumulando deshabitados equipajes.
A ciegas y con mudeza avanzo cauteloso,
en busca de ensordecedores parajes
que me evadan de tiempos de pensamientos fúnebres.
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