XIX
Cansado, perdido, cuesta respirar
y encontrar un camino adecuado para seguir.
Esperanzas perdidas que observo frente la ventana
junto a este frío amanecer.
Los senderos son pantanosos,
llenos de lodo y recubierto por montañas rocosas,
árboles secos y nubes que visten de luto
las estrellas que arropan a la hoy desaparecida luna.
El sonido no se propaga con tanto vacío
que envuelve a las flores marchitas de mi destino,
putrefactas de tanta penumbra y llenas de sal
por la llúvia de estos momentos.
La madera se humedece y se escarcha
y los paisajes se llenan de sombras,
todo se apaga lentamente y yo en mi hoguera,
quemo los versos con paciéncia;
desnudando mis esencias, cenizas que se esparcen lentamente
con el sonido de las agujas que nunca marcan el tiempo correcto.
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