Puntos de vista
Ella pintaba sobre lienzos con la tinta del mar.
Yo me perdía en la espuma saboreando el trigo.
Ella cantaba, bailaba y reía sin parar.
Yo, esquivando a Morfeo, hablaba de introspección.
Quizás el viento sople a mi favor,
envuelto por los laberintos de sacudidas y brisa en calma.
Quizás Caronte me dé una tregua y rebaje la condena
enraizada en la trinchera de la batalla a naufragar.
Sin sentido ni orientación,
pierdo el norte de la noche anclando mis ojos al techo
y hasta los huevos de ver amanecer.
Quizás la mar embravecida evite avanzar,
con bandera a media asta y con muchos huecos qué tapar.
Quizás Morfeo me abandone y me vuelva a encarcelar
en las noches más oscuras de eterna soledad.
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