Me siento tan vacío por dentro que aún se oye el eco de tus llantos.
Aquest blog és un espai on trobareu escrits diversos, paraules i frases perdudes i els pensaments més interns del propi autor.
Terapia
De vez en cuando, viajo al verano de 2021.
Los fantasmas se apoderan y no siempre soy capaz
de identificar los detonantes.
Un nombre, un reencuentro, una palabra un sitio...
Inseguridades, muchas inseguridades me transportan allí.
Pienso racionalmente, sé que físicamente no estoy,
pero inconscientemente me aflora un estado anímico y emocional
que soy incapaz de gestionar y mucho menos aceptar.
Puede porqué no lo siento realmente,
puede porqué la sensación real y mental son contradictorias.
Cuando viajo al verano me siento vacío, solo,
con la sensación de no aprovechar.
Con inseguridades y una autoestima muy baja
y sobre todo, triste.
Triste por el cúmulo de emociones dichas
y por no saber salir de una retroalimentación que dura
minutos, días o, incluso, semanas.
Tardé en darme cuenta que no importaba si cociente o residuo,
únicamente importa no dividir.
No quiero luchar contra molinos de viento.
¿Qué hacer con los sueños cuando vives en soledad?
No puedo dejarte ir,
nunca he pretendido atraparte.
Y aún así no paro de perseguir tu sombra.
De un mundo al desierto
Se derraman los pensamientos,
tu imagen se desborda en cada segundo
y yo sigo ausente en mi presente.
He vivido situaciones parecidas,
pero nunca iguales, no como ésta.
Todo mi ser está en otra parte,
atrapado en algún nudo de tu pelo.
Te siento conmigo y a la vez silencios.
Hemos pasado de todo un mundo a un desierto
en un instante.
Despostulando
La velocidad de la luz te parece poco,
tu quieres más sin importar qué leyes o postulados hayan escritos.
Monopolizas magneticamente mis adentros,
rompiendo las barreras electromagnéticas que durante siglos perduraron.
Entropizas negativamente el universo,
cargando de instantáneas esenciales mi ecosistema irreversible.
Y entonces, sin darme cuenta,
rompemos las leyes de entrelazamiento
cuando tú cambias tu estado
y yo sigo anclado al pasado.
Depresión
Tengo el alma desgastada
y la casa vacía.
Tanta ropa por doblar,
tanto silencio en cada esquina.
Se amontonan los platos en la cocina,
mi silueta tatuada en el sofá,
tanta comida para guardar,
tanto sueño en las cortinas...
invisibles en la soledad.
Luciérnagas, ya no sé si son luciérnagas o los restos de un cigarro encendido
lo que me desvela en esta noche de verano.
Cuando la calma se transforma en tormenta,
solo esperas refugiarte a tiempo,
sin acordarte que el tiempo hace el refugio
y el refugio deshace el tiempo.
Si desdibujas el matiz,
todo se vuelve binario y simple.
Perdiendo perspectiva de lo complejo,
perdiendo momentos de vida.
Dividida,
en estos momentos estás dividida.
Y yo perdido en la operación,
sin saber si soy el cociente o el residuo.
Los recovecos de mi mente
Voy perdiendo estaciones
y confundo calendarios con andenes.
No puedo parar, me jode pensar, maldito ciclón de neuronas
que hacen saltar mis puntos de sutura.
Tiemblo al viajar, flotar o surcar los recovecos de mi mente,
tanto polvo, tanto por barrer...
Y las costuras de mis cicatrices se desploman,
deshilachando los movimientos zigzageantes,
observando las olas del mar mientras tu me hablas.
Tus labios se mueven, pero yo no quiero escuchar.
Solo me atiendo al viento, aromas de confusión.
Puntos de vista
Ella pintaba sobre lienzos con la tinta del mar.
Yo me perdía en la espuma saboreando el trigo.
Ella cantaba, bailaba y reía sin parar.
Yo, esquivando a Morfeo, hablaba de introspección.
Quizás el viento sople a mi favor,
envuelto por los laberintos de sacudidas y brisa en calma.
Quizás Caronte me dé una tregua y rebaje la condena
enraizada en la trinchera de la batalla a naufragar.
Sin sentido ni orientación,
pierdo el norte de la noche anclando mis ojos al techo
y hasta los huevos de ver amanecer.
Quizás la mar embravecida evite avanzar,
con bandera a media asta y con muchos huecos qué tapar.
Quizás Morfeo me abandone y me vuelva a encarcelar
en las noches más oscuras de eterna soledad.
El vino en catas
Luna en menguante,
ya no sé si es en cuartos
o la buhardilla queda mimvante,
pero huelo el inminente desastre.
Decaen curvas planas,
pasillos en desvanes desiertos.
La bruma desvanece en tarros
de miel seca con aroma a demencia.
Pesa el asfalto blando,
se hunden mis huellas y mis zapatos.
Estancado y con pereza de avanzar.
Se nos va el vino en catas
y yo, amarro con fuerza el ancla
para evitar ir, para evitar llegar.
Sigue lloviendo.
Estos paisajes son cada vez más inhóspitos y yo, perdido, cada vez más enredado
Esta carga me pesa, no paro de sentir su gravedad.
Voy por todos lados buscando una salida, laberinto absurdo cuando las curvas isóbaras
dejaban de serlo y entraban al valle.
Estoy agotado, apenas puedo respirar.
Poco a poco voy perdiendo los julios y desesperando agostos,
en qué momento podré estabilizar mi entropía.
Siempre acabo en los rincones, ahogado y con subida de los bares de mi pecho.
Me haces saltar los puntos de sutura, aunque no me doy cuenta
hasta horas después.
Regresas a mi como un inconstante e incandescente eco,
que retumba por su intransigente atenuación.
Orgasmos superlativos, suspendidos y pendientes de septiembre.
Empiezo a tener claustrofobia.
Aunque las paredes sean finas, siento la soga al cuello.
Este espacio cerrado se me hace enorme, el eco retumba en cada esquina y permanece la vibración de los gritos.
Turbulencias
Tengo ganas de poder observar la tormenta,
no solo sentirla.
Necesito poner en orden mi melatonina,
regar las flores marchitas y darme paciencia y el tiempo para que germinen.
Voy retomando las líneas,
observo la tormenta.
El paraguas que cargo no es suficientemente grande para refugiarse,
pero tampoco tan pequeño como para no tener cobijo.
Sin embargo, me sigue aplastando la gravedad de las gotas,
todo precipita a mi alrededor y yo sigo sintiendo el impacto.
Las turbulencias aminoran, pero siguen tambaleando mi barca y mi mar.
Aquel faro sigue lejos, inalcanzable, intangible y, a menudo, inexistente.
Envestidas
Poco a poco las llamas consumen el papel,
los bordes resisten la envestida del viento
sacudiendo el humo que ondea sobre las cenizas.
Reside el hollín en mi, las brasas caldean a la soledad.
Cuanto polvo en las esquinas qu barrer,
que la hurna del mundo me lapida con disimulo.
Combustión, evaporación y aposentar;
esperando otra envestida para formar parte de algo más.
Sin tan siquiera rechistar
Atrincherarse en hojas secas.
Respirar impurezas para filtrar el aire de mis castigados pulmones,
sin tan siquiera rechistar.
Afianzarme a las deudas pendientes.
Revisitar las facturas de la vida para pagar recibos con talonarios de segundos,
sin tan siquiera rechistar.
Acurrucarme en los senderos de las nubes.
Desviar los rayos de luz para inhalar las esencias de la vida y traslucir,
sin tan siquiera rechistar.
Agazaparme en mi mundo vacío.
Abrazar a las personas para cargar cualquier ápice de calor y, también,
sin tan siquiera rechistar.
Aferrar
Voy a adentrarme en una nueva andadura,
tengo los zapatos desatados y frío en los pies.
Son largas las huellas de éstos,
pero más prominentes las sombras que dejan al paso.
La escarcha de invierno agudece,
tiembla titubeando en gelidez.
Los claros se enmudecen cuando con despiste
voy adentrándome en mi madurez.
Los caminos se hacen anchos.
Largos paseos por los rincones de mi mente
que poco a poco se desvanecen los temores
y me aferro a la pluma y el papel.
Tantos años de palabras dormidas
mientras yo me desvelaba.
Benvolgudes a totes!
No sé si gaire gent entrarà encara per aquí. Tot i això, em ve molt de gust compartir-vos petits retalls que he anat escrivint a base de pensaments, sensacions, ... en definitiva, un conjunt de cites.
Tanmateix, us deixaré alguns dels versos que acompanyaran a un recopilatori de tots aquests anys i que els he incorporat.
Res més! Farem que cada dilluns d'aquest estiu, si hi penso, hi hagi una entrada.
Molt bon estiu!!